15.1.10

Ocaso marabino

En su momento de apogeo

Cuando voy pa' Maracaibo y empiezo...

Si usted se remonta a algún momento entre 2004 y 2007, por ejemplo, un domingo de los primeros meses del último año mencionado, y le mencionan fútbol venezolano y le mencionan Maracaibo, usted está en lo correcto (?).

La ciudad zuliana vivió una época esplendorosa (?) en ese período. Básicamente, buena parte del balompié criollo giraba sobre ella. Con epicentro en el coloso de nombre Pachencho Romero, Maracaibo era la sede de la selección, el sitio donde iba a jugarse la final de la Copa América, la localidad del equipo más rico del país, tenía una afición en franco crecimiento, un movimiento mediático incipiente... era como la mina de oro, la niña consentida (?) del país futbolero.

Ciertamente, todo corría por cuenta de un gobierno local complaciente y a la vez aficionado del deporte. Así, casi de la nada, primero surgió un equipo ganador y gastador, luego un público numeroso que abarrotaba el Pachenchao y finalmente empezaron a caer los grandes eventos, los grandes nombres. De haber visto desaparecer a Zulianos (?) menos de diez años atrás -para no meternos con el Atlético Zulia, que es otro tema-, a albergar un Brasil-Argentina con título en juego, a tener a la selección jugando cada mes ahí, a Casseres, Maldonado, Beraza, Figueroa y Castellín juntos en un equipo, a tener a Boca, Colo Colo, Flamengo pasando por el estadio... una cosa detrás de la otra, sin pausa, con prisa (?).

Si le decías al maracucho de a pie que esa vida desenfrenada no podía durar mucho, el disgusto era hasta lógico (?). Luego de Nuestra Copa América empezó el declive. El remate fue el cambio de autoridades locales. De repente, el equipo se volvió pobre, el estadio se volvió a poner viejo, la gente dejó de visitarlo y la selección y los grandes equipos no pasaron más por ahí. Cada domingo, cada mes, hasta el día de hoy.

El UAM está en segunda, con juveniles y pidiendo dinero. De las miles de personas que iban al Pachencho, sólo quedaron unos cientos de incondicionales. El otro equipo de la ciudad, Zulia, es uno del montón. El gran símbolo (?) del fútbol de la región, Fuenmayor, juega en el extranjero. Ya ni se contempla llevar la selección para allá, los únicos que pasaron fueron los juveniles y hace ya varios meses.

Seguramente, los auténticos amantes del fútbol en Maracaibo viven con nostalgia. Algunos repasarán las fotos, reverán (?) los videos, recordarán los nombres que entraban al campo de juego y los cantos que bajaban de las tribunas. Aún rememorarán el gol de Maldonado a los uruguayos o los dos de Morán a Brasil o los de la noche mágica del Divino ante Nueva Zelanda. Encenderán cada domingo un radio para localizar la transmisión que sigue ahí, estoica, siguiendo al equipo que también intenta estoico sostenerse en el profesional...

Maracaibo fue. El Pachencho fue. El UAM fue. Hoy retumban sonidos en paredes vacías, circulan fantasmas de multitudes y estrellas. Sin embargo, el fútbol venezolano todavía cuenta con Maracaibo. No lo dejes morir (?), como diría un tal Franco.

Por Cóndor

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