8.3.11

¿Qué ha pasado?

¿Todo tiempo pasado?...

Cuatro años.

Por estos días, hace más o menos 48 meses atrás, nuestro fútbol vivía días interesantes.

No era 2004, quizá el mejor año para lo que es vinotinto en este noble (?) deporte.

Pero sí se puede arriesgar a decir que era un momento bueno.

No habían tantos jugadores como ahora en Europa, marcando goles cada fin de semana, sin embargo, cuando venían a la selección, cumplían. La selección estaba en plena preparación para Nuestra Copa América y cada rato estaba jugando partidos y el equipo, más allá de que era en medio de un proceso desgastado, jugaba a algo. Los clubes iban a la Libertadores y se paraban en canchas sudamericanas o mexicanas e intentaban imponer respeto, lográndolo muchas veces.

Claro, el torneo local era tan flojo como hoy en día, incluso con poca gente en los estadios. Los dirigentes eran tan chimbos como ahora. La prensa era tan tranquilaza (?) como en este tiempo.

Eran otros días. La discusión era si todavía se podía apostar por los tres zurdos, no si hay alguna forma de evitar que nos hagan goles tontos. Las cuentas eran para ver si los equipos se metían en octavos, no para ver si alcanza para ganar algún partido.

¿Qué ocurrió en el medio?


En cuatro años, el fútbol nacional dejó de lado el buen juego -mejor dicho, el intento de buen juego- para pasar al neto resultadismo. Sin embargo, a los técnicos los siguen yendo apenas pierden algún juego, como antes, como ahora.

Hoy es más fácil salir fuera del país. Mucho mercenario (?) está aprovechando y se hace empresario. En este 2011 luce más posible que a un jugador de 17 años que juega Libertadores lo coloquen en un cuadro de afuera en breve que en 2007. Esto no quiere decir que sea el momento justo para el futbolista o que, en general, la calidad del atleta o del campeonato de donde sale hayan mejorado.

Hay equipos nuevos. Ya no está el Maracaibo. Caracas y Táchira siguen marcando el camino, con más diferencia que antes. Esto, aunque el entorno lo niegue o se resista. Anzoátegui, Italia (Petare, vale lo mismo) o Esppor son intentos, no realidades, para oponerse al binomio dominante.

El número de aficionados sigue en aumento, cierto. Los estadios siguen vacíos, cierto. Los medios la siguen embarrando, cierto. La cobertura mejoró un pelín (?), cierto.

La Copa América, la clasificación al Mundial lucían como posibilidades. Hoy aparecen como cuentos de camino de un tipo al que cada vez menos gente le cree.

Es verdad, se fue a dos Mundiales juveniles en el medio. Pero, ¿Qué cambió? El sub 20 juega porque lo obliga una norma. El fútbol femenino sigue siendo subterráneo, igual que el fútbol sala y el fútbol playa.

Los dirigentes siguen haciendo lo que quieren. No ejecutan obras, se dedican a hablar mal y callar cuando se sienten perjudicados. Los nuevos dirigentes salen de la nada y perpetúan los mismos vicios.

En fin, hace cuatro años cuando Caracas fue a River y ganó, cuando la selección le apuntaba a la Copa América con ánimos de hacer historia, la cosa ya estaba mal. El tiempo dirá si estaba mejor o peor que como está ahora.

Por Cóndor

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