Historias tiene el fútbol venezolano.
¡Pero de sobra! (?) Relatos de triunfos notables, jugadores valiosos, manejos desleales, anécdotas casi inverosímiles... y también de derrotas lamentables. Aunque nos los han querido vender siempre así, esas no son las más, no son mayoría.
El tiempo nos traslada hasta 1999. Estaba llegando Pastoriza a la selección nacional para prepararla de cara a lo que fue la infame Copa América de Paraguay. El torneo local lo tuvo a Táchira imparable en el primer semestre y luego apenas sobreviviendo en el segundo. Cavallieri fue campeón con los aurinegros y de inmediato con ItalChacao. En líneas generales, estaba el fútbol criollo como siempre: cayéndose a pedazos, aunque sin terminar de morir.
Dentro de todo esto, estaba Estudiantes de Mérida. El cuadro académico pudo ir armando una plantilla decente desde el año anterior, con el luego famosísimo (?) Richard Páez al frente. Al cierre de 1998 se jugó la segunda PreLibertadores, a los rojiblancos les tocó la ULA, Monterrey y Necaxa. Los pudo pasar, con diez puntos en los primeros cuatro partidos sin importar las goleadas en suelo azteca.
Ya estar en la Libertadores tras pasar la alcabala mexicana era un logro. Algunos pensaban que todo lo que llegara luego era bueno por añadidura (?). Arrancó con tres victorias al hilo sobre Monterrey, Bella Vista y Nacional, lo que le garantizó meterse como uno de los tres clasificados a los octavos de final. En esa ronda, con el país más pendiente, a la vez que sorprendido fue a Guayaquil y goleó a Emelec. Con eso se metió a cuartos.
América se volteó hacia Mérida una noche de mayo, cuando Estudiantes jugó el partido de su vida (?) ante Cerro Porteño. Fue 3-0, por la bajita. Baile, lluvia, llenazo, golazos. Los paraguayos se quedaron sin reacción y todo parecía cerrado para la clasificación inédita, histórica, clamorosa, a la semifinal. El sueño de Estudiantes-Dynamo Kiev -el equipo que venía siendo sensación en Europa- en Tokio en diciembre parecía posible.
Los nombres de Ruberth Morán, Félix Golindano, Andrew Páez, Hernán Raíces entre otros, resonaban y resonaban. Paralelo a todo esto, recrudeció la candidatura de Páez a la selección y eso que no había cómo darle a Pastoriza todavía; y también apareció la deuda que tenían los dirigentes con el equipo, que seguro negociaron los premios con la fe de que nunca los iban a tener que pagar (?).
Ir a Asunción no fue tan fácil. Por el tema económico en especial. Luego era cumplir la formalidad (?). Bueno, eso pensaban todos, menos Páez que se aguantó un pelo para no montarse en el carro del triunfalismo. En Paraguay tampoco fue que la pasó bien el onceno merideño. Eran todavía los tiempos viejos de la Libertadores y la trampa era más común que hoy en día.
Tenían que hacer tres los paraguas para empatar la serie y llevarla a penales, cuatro para eliminar a los venezolanos. Pocas veces en la historia del fútbol todo (?) un equipo había podido remontar tal diferencia.
Primer tiempo, los de Mérida aguantaron el desordenado chaparrón de los del Barrio Obrero. Uno a cero se fueron al descanso. Luego sí se vino el edificio al piso. Empezando el segundo tiempo llegó el segundo. Con el partido a tiro de un gol para los dos se abrió el juego. Estudiantes tuvo alguna, pero el portero Danilo Aceval respondió. Y llegó el tercero. De allí en adelante, los de Páez se acomodaron como pudieron, hasta el fatídico final.
Faltaban cinco minutos. El brasileño Márcio Rezende dio el penal, claro, inevitable. Luego del reclamo, se pararon frente a frente portero con portero. A tres del final, Aceval pateó fuerte al medio, Golindano le puso las manos pero la pelota se metió y el Ciclón ganó 4-0. En esa jugada se acabó la ilusión emeritense. Luego de pasar por la PreLibertadores y avanzar contra todo, Estudiantes se quedó fuera de forma increíble.
Por eso, la moraleja (?) quedó ahí. No alcanza con ganar con tres goles de diferencia hay que hacer al menos cuatro. "A Estudiantes le pasó, hizo tres y en Paraguay le metieron cuatro", recuerdan siempre los futboleros. Ah y como remate, Estudiantes perdió el título el último día con ItalChacao.
Recordemos los datos de ese día inolvidable por increíble:
Cerro Porteño 4 Estudiantes de Mérida 0
Miércoles 12 mayo 1999, La Olla, Asunción, Paraguay
Árbitro: Márcio Rezende (Brasil).
Cerro Porteño: Danilo Aceval, Sergio Recalde, Osvaldo Peralta, Héctor Blanco, Delio Toledo, Edgar Aguilera (Luis Fernando Escobar, 76'), Diego Gavilán (Richard Gómez, 90'), Jorge Luis Campos (Pedro Antonio López, 80'), Guido Alvarenga, Mauro Caballero, Gauchinho. DT: Carlos Báez.
Estudiantes: Félix Golindano, Luis Vallenilla, Jorge Vergara, Gustavo Cardarelli, Miguel Echenausi, José de Jesús Vera, Ricardo Milillo (Sergio Annarelli, 61'), José Luis Aguirre (Martín Díaz, 83'), Andrew Páez, Ruberth Morán, Hernán Raíces (Jorge Rojas, 46'). DT: Richard Páez.
Goles: Mauro Caballero 27', Héctor Blanco 48', Gauchinho 68', Danilo Aceval 87' p.
Este es el post 500 de Eterna Caimanera. Como siempre, en este tipo de fechas redondas (?), le agradecemos a todos los que nos visitan, a los que nos han enlazado, al fútbol criollo por seguir dando material, a Blogger por los problemas del caso (?).
Por Cóndor
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