El fútbol playa quedó fuera.
Con toda la onda (?) mundialista en boga, la segunda eliminatoria en el año era la del fútbol playa, luego de la sub 20 y antes de la sub 17.
El equipo viajó a Uruguay hasta con favoritismo para agarrar uno de los tres boletos al Mundial que se jugará en Emiratos Árabes Unidos. Los antecedentes -la historia, papá- hablaban a favor de Venezuela, que venía de ser cuarta en el Sudamericano del año pasado en un deporte que quizá le importa a tres pelagatos (?).
La preparación había empezado semanas atrás, con la selección basada en los jugadores de Monagas, el estado más fuerte hoy en día en la disciplina. Quintero -capitán del equipo-, Longa y Landaeta eran de los que repetían del año pasado, pero aparte de ellos se ve que en cuanto a nombres hay transición, relevo en relación a años anteriores.
El sorteo favoreció a medias, porque si bien estaba Brasil, el sempiterno (?) campeón del también llamado Beach Soccer, estaban Ecuador, debutante en el Sudamericano, y Paraguay, quinto del anterior torneo y teórico rival directo nacional. Además, el calendario era Paraguay, Ecuador y Brasil, por lo que el último día ya se podía llegar clasificado.
El primerito (?) partido fue con los de rojo y blanco el miércoles. Palo de agua en Montevideo, derrota 6-4. Listo, no había para donde coger, de una eliminados (?). A ligar diferencia de goles y hacer historia contra los brazucas. Al día siguiente sí se acabó todo: Ecuador le ganó a la selección 12-6. Brasil ni se exigió y cerró la racha con un 10-0.
28 goles en contra en 3 días. 3 derrotas contra el mejor y dos equipos que están por debajo en el papel y el ranking. Toda Sudamérica sorprendida (?). Un equipo que ya supo estar en dos mundiales -sí, ya hemos ido a mundiales de fútbol así para algunos esto no lo sea- y meter cuartos en 2000, quedó fuera y como el peor de todos. Si esto no es Fracaso, no sabemos qué lo es.
Por Cóndor
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