El fútbol tiene de eso.
Un equipo que tiene todo para ganar y ve como otro lo pasa por arriba (?).
No dio la ventaja de poner al Caliche Salazar el cuadro chileno, pero con los once que tenía en el campo le bastaba para perder. Maracaibo hizo lo de siempre en la Copa: amagar, amagar y amagar con algo bueno que nunca pasó.
No se lanzó al campo el fanático de la suerte (?). Eso afectó, eh.
Los goles que se comió en el primer tiempo vio como se los hacían en el segundo. Mención especial para Lancken, aquí no le retiramos la estima ojo. Sacó de todo y al final la mandó a guardar y casi pone el cuarto, siendo factor decisivo (?) en defensa y ataque.
Ahora a pensar en El Vigía, dirán los marabinos.
Por Cóndor
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