Más de la final del ascenso

Un pasaje del trepidante duelo

Dejó muchas cosas la final de la segunda.

Como se sabe se jugó en cancha neutral en un inédito acuerdo de último momento. Así, la segunda tuvo por fin tele nacional y eso se vio en los jugadores. Los nervios de la primera vez (?) afectaron a varios.

Maxi Álvares (¿Álvarez?) no podía controlar el esférico, no quería correr y, con todo y eso, marcó de cabeza. Ya los analistas dijeron que su fuerte (?) era el juego aéreo.

Basabe, digno heredero de Echenique. Resolutivo (cuando eso significa reventar la pelota estando solo), de dura marca, atrevido (cuando eso significa irse arriba sin cuidar la línea ni volver) y a fin de cuentas efectivo.

Garza, intentó volar, siempre sin ideas. Para embolsar se complicaba. Aún así sacó alguna que otra. Su contraparte, Hernández, volaba hasta para buscar el agua (?), siempre con los puños por delante.

Otra cosa para destacar del partido fue la presencia de público. Para un partido que no suma ni resta (no vengan con eso de los tres puntos de bono) más que un trofeo, entre dos equipos que no arrastran, en una ciudad que es indiferente al ascenso, fue un logro que hubiesen más de 100 personas en la grada. Eso hasta en primera es una taquilla aceptable (?).

El enfrentamiento entre Carlos Moreno y el negro Miguel Osvaldo es cosa aparte. Cuántos ilustres jugaron: Kloker, Sarmiento (?), Ximenes, Alejo, Ángel Chacón, Mollega, Barrios (para memoriosos) de un lado; Richard Gutiérrez (?), Betancourt, Mora, David Moreno, Ender Márquez, Valoyes, Méndez (para memoriosos) del otro lado. Todo un espectáculo.

La nota del día: Cómo la tele ponía una y otra vez al camillero rodando al momento de entrar al campo. Particularmente, es la imagen que resume el partido y la que quedará en la retina de todos.

El ascenso vuelve en enero, los esperamos.

Por Cóndor