1.9.08

Cari Cari's Day

Una de tantas alegrías

9 de agosto de 1998.

El país en plena carrera electoral. Los Centroamericanos y del Caribe de Maracaibo a la vuelta de la esquina, con el chance de que el Curandero Milagroso le diese el segundo oro al fútbol nacional.

Ese domingo -en un tiempo de muy pocos vinotintos allende las fronteras (?)-, en Santa Fe, Argentina, un moreno del estado Bolívar iba a ser noticia.

Era la primera jornada del Apertura argento. Unión de Santa Fe se estrenaba ante Gimnasia y Esgrima de La Plata con el objetivo de siempre: salvar la categoría. El técnico Mario Zanabria se decidió por una delantera absolutamente inédita: Darío Gigena y Daniel Noriega.

Cari Cari Noriega. Un menudo atacante nacido en San Félix un día de marzo de 1977, ex jugador de Mineros de Guayana y proveniente de Rayo Vallecano de España. Famoso en su país por ser la más reciente promesa de un fútbol con pocas de ellas, haber deslumbrado en el Sudamericano sub 20 del año anterior y ser protagonista de una auténtica novela para la venta de su pase al extranjero en medio de una lesión y las convocatorias a la vino.

Llegó al país del sur luego de una temporada azarosa en Europa. Con sólo dos goles en nueve partidos, el heredero de Stalin (?) iba a un equipo que intentaba sostenerse en pie, luego de tener que enfrentar el Clausura con varios juveniles y la pelea por quedarse en primera. También llegaron Trotta, Moner y Cavallero, entre otros.

El tatengue, ascendido en el 96, se quedó con los primeros tres puntos ese día. En el estadio 15 de abril, los de rojo y blanco sufrieron en el final pero ganaron 3-2. Gigena abrió la cuenta de cabeza, la amplió Mazzoni, también de testa. El tercer tanto llegó en el minuto 77, Gigena pasó entre dos defensores del Lobo y retrasó la pelota al punto penal, allí estaba Noriega para tocarla al fondo e iniciar la relación con el equipo con el que se le identificará, al menos en el medio venezolano.

Fueron dos ciclos con los santafesinos, 1998-2000 y 2001. Nueve goles dice BDFA, seguro fueron más. Fue compartir plantel con Cabrol, Gigena, Silvera, Domizzi... Fue ver los partidos del fútbol argentino por la televisión criolla, con los juegos de los viernes, cuando en la taguarita ponían a Platense o Huracán... Tiempos aquellos...

En el medio un paso de poco brillo por Perú, por Sporting Cristal, en donde en una previa de un partido de la selección lo llevaron a un estadio de beisbol -no pregunten como consiguieron uno en Lima- y lo pusieron de catcher (?). Con los celestes jugó dos partidos en la Libertadores de 2000, segunda vez que participaba en el máximo certamen de clubes.

Su segundo paso por Unión coincidió con el boom (?) vinotinto. Pasaron varios partidos de titularidad en el equipo de Páez, la exigencia de gol en el aire y ante Paraguay en una media vuelta poco ortodoxa llegó el grito de desahogo para un jugador que parecía un veterano y no llegaba a 25 años.

A partir de allí empezó su deambular: Su tal vez mejor temporada con ItalChacao, haciendo un tándem legendario con Casseres; luego Mineros, Táchira, Caracas gol a Banfield incluido, Monagas, además de un segundo paso por el baldosero venezolano... Incluso fue a Colombia, en donde pulió banca en Independiente Medellín.

Fue desapareciendo poco a poco, Páez lo fue convocando menos y él la metía menos también (?). Aquel jugador de millón y pico de dólares intentó un regreso. En 2006, Guaros lo anunció como el fichaje que le podía dar el ascenso a primera. Con once goles suyos lo lograron, en el último partido y con permiso de Estudiantes.

Así, Noriega tuvo su última oportunidad en primera -digamos por ahora, no- con los chivos. Allí se reunió con un viejo conocido, el Topo Gigena. También andaban por ahí Higuita, Galavís, el Tigrillo Castillo, Godoy, en un equipo armado para campeón y desarmado por deudas. El de Bella Vista no pasó del Apertura 2007. Tres goles, jugar de mediocampista ofensivo y una lesión fueron lo último del otrora fulgurante delantero que pudo adelantar el Renacimiento (?) del fútbol nacional.

Cerró el mercado de pases en primera y segunda. Nadie se acordó de él. ¿El final de un goleador?

Mientras, vale la pena rememorar ese 9 de agosto, el día en que por primera vez Cari Cari celebró en el fútbol argentino y así no dejarlo pasar por debajo de la mesa.

Por Cóndor

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cari Cari, lo mejor que ha parío el mundo

fútbol y ron dijo...

Es una pena que un futbolista que supo, como pocos, hacer que el deporte venezolano saliese de los tópicos beisboleros y basqueteros, hoy ande penando por una oportunidad.

Con sus cosas, será recordado siempre por esta fauna futbolera. Buen post Cóndor, que no muera en el olvido el gran Cari Cari